Antes de que acabe el año

Antes de que acabe el año quiero agradecer.
Antes de que acabe el año quiero reprochar.
Antes de que acabe el año quiero reír y llorar.

Agradecer por todo y a todas aquellas personas que han compartido conmigo tan siquiera un segundo de los últimos 365 días.
Reprochar a aquellos que me han puesto trabas en el camino y no han dejado que este año haya sido como quería y, por qué no, a mí, por no haber hecho lo suficiente para superar esos baches impuestos.
Reír por todos los buenos momentos y llorar por la soledad que me rodea cual multitud de individuos.

Antes de que acabe el año quiero sentir.
Antes de que acabe el año quiero recordar.
Antes de que acabe el año quiero gritar y maldecir.

Sentir de nuevo todo aquello que me hace seguir adelante, fijo en un objetivo, y que, a pesar de que acostumbro a salirme del camino, me marca la dirección de regreso a mi vida.
Recordar cada instante de cada día pasado para aprender de mis errores (y de los de los demás) y regodearme en mis aciertos.
Gritar al viento y maldecir al cielo por ese “algo” que me oprime el alma, enloquecida por redescubrirse y volver a ser como siempre.

Antes de que acabe el año quiero prometer.

Prometer que seguiré aquí un año más, pese a todo.
Prometer que volveré allí de donde no me tuve que haber ido.
Prometer que, aunque me marche, volveré.
Prometer que, todos y cada uno, seguiréis siendo importantes para mí.
Prometer que, pase lo que pase, no volveré a sentirme como me siento hoy.

Y todo esto… antes de que acabe el año.