Esta mañana la ciudad se despertó cubierta de niebla y dormitó arropada en ella durante horas.
Hoy la niebla invadió mi otoño y nubló de bruma mi corazón, mis ojos, mi razón…
Mis actos errados se deben a esta niebla que, pese a ser hoy el primer día que se presenta ante mí, habita mi alma desde hace tanto tiempo.
miércoles, 21 de noviembre de 2007
Niebla
Etiquetas:
Reflexiones
jueves, 1 de noviembre de 2007
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